Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: <<Ánimo, soy yo no temáis>>.
Ante el fracaso de su primera manifestación visual, Jesús, sin completarla, les habla inmediatamente, manifestando ahora su condición divina en las palabras que pronuncia.
En efecto, la misma expresión <<hablar con>> usada por Mc, insólita en griego, se usa con frecuencia en el AT cuando Dios se dirige a los hombres. De este modo subraya el evangelista la autoridad divina con que les habla Jesús, confirmando que la narración expone una manifestación de Jesús como Hombre-Dios.
Las tres expresiones que componen las palabras de Jesús a los discípulos no hacen más que insistir en lo mismo: la exhortación: <<Ánimo>>, se encuentra en boca de Moisés dirigiéndose al pueblo (Éx 14,13; 20,20) y en boca de Dios para dirigirse a Jerusalén (Sof 3,16).
La fórmula <<Yo soy>>, con la que Jesús se presenta a ellos se pone en el AT en boca de Dios e indica su presencia salvadora. En boca de Jesús tiene un doble valor: se identifica como el mismo que ellos conocen y, al mismo tiempo, revela que él es esa presencia salvadora de Dios.
<<No temas/no temáis>> aparece en textos teofánicos o de revelación divina: Gn 15,1 (Dios a Abrahán); Jos 8,1 (Dios a Josué); Dn 10,12.19 (el personaje celeste a Daniel); Tob 12,17 (el ángel).
Estas palabras son el segundo intento de Jesús a fin de que sus discípulos comprendan. Se presenta dándoles confianza, disipando el miedo; no es una aparición ni representa una amenaza para ellos; es el mismo de siempre, el que los quiere (3,13) y ha constituido con ellos el Israel mesiánico; no hay motivo para temer.
El uso del presente histórico (<<les dice>>) hace ver que esta revelación de Jesús a los suyos no es coyuntural, sino permanente. Él será para ellos en toda época la presencia amorosa de Dios.
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