<<¿No caéis en la cuenta de que nada de fuera que entre en el hombre puede hacer profano al hombre? Porque no entra en su corazón, sino en su vientre, y se echa en la letrina?>> (Con esto declaraba puros todos los alimentos.)
No han comprendido la razón del dicho de Jesús y él se la explica: el alimento, lo que entra de fuera, no afecta a las actitudes del hombre (el corazón), entra solamente en un proceso orgánico (vientre, letrina) que no pertenece al terreno moral.
Mc hace notar que Jesús rompe así los tabúes alimentarios. Todo lo que Dios creó es bueno y puede servir para el bien del hombre. El texto utiliza aquí el verbo <<declarar puro>>, por oposición a <<hacer profano>>. De hecho, un alimento es impuro cuando está explícitamente prohibido, y la prohibición lo coloca en la esfera de lo <<no sacro>> o <<profano>>; al comerlo, el hombre se portaría como un pagano, como si no perteneciese al pueblo consagrado.
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