Se alojó en una casa y no quería que nadie se enterase, pero no pudo pasar inadvertido.
Alojarse en una casa, con una familia del lugar, sin especificar religión ni raza, era lo que había recomendado Jesús a los Doce cuando los envió (6,10). El contacto de Jesús con la sociedad pagana empieza entrando sin ruido en la vida ordinaria, no en un ambiente sacral ni oficial. Tampoco aquí explicita Mc que la casa donde se aloja Jesús fuera de paganos o de judíos; es decir, no hace distinción entre los seres humanos por razón étnica o religiosa. No estaba permitido a los judíos entrar en casa de paganos, para no contraer impureza; el texto, implícitamente, desecha este tabú.
Sin embargo, a continuación se afirma que Jesús quiere quedar oculto (<<no quería que nadie se enterase>>). Con este dato, a primera vista desconcertante, Mc introduce a Jesús de incógnito en la sociedad pagana como observador. De hecho, el objetivo primario de la perícopa es presentar el juicio que da Jesús de la situación de esa sociedad; por eso no toma ninguna iniciativa ni se describe acción alguna suya; sólo se registran sus palabras.
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