Él le dijo: <<En vista de lo que has dicho, márchate: ya ha salido el demonio de tu hija>>.
La frase de Jesús: En vista de lo que has dicho>>, implica que ella en cierto modo ha rectificado. De hecho, la mujer ha salido en defensa de los <<perros/despreciados>>. Sus palabras, con las que ha reconocido su responsabilidad en lo que sucede, han cambiado la situación. El efecto ha sido inmediato. Una vez que ha aceptado lo mínimo, reconocer como un derecho la aspiración a la vida de los oprimidos, Jesús le dice que se marche, pues el problema para el que ella buscaba solución ha quedado resuelto: el demonio ha salido de su hija. Mientras la clase oprimida no tuviera asegurado el mínimo vital, el descontento y la agitación habrían continuado.
Jesús le dice sólo que se marche, sin añadir, como en el caso del geraseno, <<a tu casa, con los tuyos>> (tus iguales) (5,19). Sin embargo, recuerda a la mujer que, aunque su cambio de actitud haya procurado de momento una solución al problema acuciante, ésta no puede ser la definitiva: las distancias han de desaparecer del todo, pues los sometidos deben ser considerados <<hijos>> (<<tu hija>>), es decir, de la misma clase que los dirigentes y con derecho a compartir la mesa (la vida y los bienes) con ellos.
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