Al llegar a su casa encontró a la chiquilla tirada en la cama y que el demonio ya había salido.
La mujer llega <<a su casa>>, a su ámbito social, y se encuentra con que la situación ha cambiado. La antes endemoniada ha quedado libre del mal espíritu.
Mc llama a la niña <<chiquilla>>, como había llamado la mujer a los que se sientan a la mesa y tienen pleno derecho a comer (v. 28). Suscribe así el dicho anterior de Jesús, quien, dirigiéndose a la mujer, le habló de <<su hija>> (v. 29); en ambos casos se afirma que el oprimido no es un perro que come por condescendencia, sino que tiene pleno derecho a la vida, como la clase dirigente.
Al llegar a su casa, la mujer encuentra lo que Jesús le había dicho: <<el demonio ha salido de tu hija>>. Ha desaparecido el obstáculo, pero la chiquilla no tiene vitalidad; aparece <<tirada en la cama>>, sin fuerzas. El término <<cama>> (no <<catre>>), muestra que se trata de una casa acomodada y confirma la interpretación de la figura de la mujer como representante de la clase dirigente. Se ha solucionado el problema inmediato, pero faltan aún el desarrollo humano de los oprimidos (<<chiquilla>>) y su plenitud de vida, que podrán encontrar en Jesús.
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