Levantando la mirada al cielo dio un suspiro y le dijo: <<Effatá>> (esto es: <<Ábrete del todo>>).
Como en el anterior reparto de los panes, Jesús levanta la mirada al cielo (6,41). En aquel pasaje el gesto preparaba la bendición a Dios por el alimento; aquí, en cambio, precede a un suspiro, expresión de sentimiento. Puede equivaler a una petición a Dios o al propósito de asociarlo a su acción.
En todo caso, el gesto de Jesús subraya la importancia de la acción que va a cumplir: en 6,41 se trataba del programa mesiánico, del nuevo éxodo para Israel; aquí, prepara el éxodo liberador en favor de los paganos, que Jesús va a proponer (8,1-9) y al que los discípulos se resisten. Ante la cerrazón de éstos, hace falta la ayuda divina.
El suspiro, por su parte, expresa pena o tristeza por la prolongada obstinación de los discípulos, quienes continúan aferrados a los ideales del judaísmo, que impiden la liberación de toda la humanidad (éxodo mesiánico pleno).
La orden de Jesús va precedida de un presente histórico (lit. <<le dice>>), indicio de la actualidad del problema en la época del evangelista. Se expresa en arameo, Effata, indicando, como es usual en Mc, que el sentido figurado del episodio se refiere a Israel (cf. 5,41; 7,11; 10,46.51, etc.), en este caso, al nuevo Israel (los Doce/los discípulos). Mc sigue acumulando indicios que identifican al sordo con el grupo de seguidores israelitas.
La orden <<Ábrete del todo>> expresa el efecto deseado de la acción anterior. La orden va dirigida al oído, pero interpela al hombre entero; es éste el que tiene que abrirse, cambiando de actitud.
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