En aquellos días, como había una enorme multitud y no tenían qué comer, convocó a los discípulos y les dijo: <<Me conmueve esta multitud, porque llevan ya tres días a mi lado y no tienen qué comer y si los despido en ayunas a su casa, desfallecerán en el camino. Además, algunos de ellos han venido de lejos>>.
Mc data el episodio <<en aquellos días>>. Esta expresión lo vincula con la estancia de Jesús en la orilla oriental del lago, en territorio predominantemente pagano (cf. 8,31), pero denota además en este evangelio el tiempo del cumplimiento de las promesas, la etapa final de la historia, que ha comenzado con la actividad de Juan Bautista.
Este episodio tiene muchos puntos en común con el del reparto de los panes y peces a la multitud judía (6,34-45), pero con notables diferencias de detalle, que serán señaladas a lo largo del comentario.
La multitud es <<enorme>> más numerosa que en el primer reparto (6,34), y el problema que centra la atención de Jesús es que esta gran multitud no tiene qué comer, es decir, no tiene sustento para su vida.
Jesús convoca a los discípulos, como había hecho el día de la constitución de los Doce (3,13) y, por segunda vez, para enviarlos (6,7: <<a los Doce>>. Recuerda así Mc ambos contextos, el anuncio de una misión sin fronteras (3,14s), con la que el nuevo Israel se pondría al servicio de la humanidad y un envío que debía haber alcanzado a los paganos, pero que los Doce restringieron al pueblo judío (6,7-13). Ahora, por primera vez, va a enfrentarlos directamente con una multitud que, como se verá, está compuesta de excluidos de Israel y de paganos, y que necesita ayuda. Como en 6,7, el hecho de <<convocar>> insinúa una lejanía de los discípulos respecto de Jesús, figura de la diferencia de proyecto existente entre ellos y él.
Jesús informa a los discípulos de su estado de ánimo y del problema que se plantea. Está <<conmovido>>, verbo que denota el amor tierno de Dios ante la necesidad o el dolor del hombre (1,41 Lect.). El sentimiento ante la situación de esta multitud es el mismo que experimentó Jesús ante la de la multitud judía (6,34), mostrando que el amor de Dios se extiende a todos los hombres (4,11: el secreto del reinado de Dios). El uso del presente histórico (<<les dice>>) sugiere la actualidad del problema para Marcos.
La precisión <<llevan tres días a mi lado>> establece una diferencia notable con el reparto anterior, en el cual el encuentro con Jesús y la distribución de los panes tuvieron lugar el mismo día. Además, aquella multitud no buscaba a Jesús sino al grupo, que incluía a los discípulos (6,33) en cambio, los hombres que forman ésta no se han relacionado con los discípulos; eso sí, llevan ya tiempo con Jesús y le han dado una plena adhesión personal (<<tres días>>, plenitud definitividad). Los <<tres días>> aluden sin duda al conocido texto de Os 6,2 LXX: <<a los dos días nos sanará; al tercer día nos levantaremos, viviremos en su presencia y lo conoceremos>>. Mc indica así que en este <<tercer día>> los individuos que componen la multitud van a recibir vida-Espíritu de Jesús.
La expresión <<estar a mi lado>> (gr. prosmenein) implica el apego o adhesión de la multitud a Jesús. Está así en paralelo con tres pasajes anteriores: 3,32 (<<una multitud sentada en torno a él>>), 4,10 (<<los que estaban en torno a él>>) y 5,24b: (<<lo seguía una gran multitud y lo apretujaban>>). En estos tres casos se trataba de los seguidores de Jesús no procedentes del judaísmo, es decir, excluidos de Israel. En este episodio de los panes el evangelista insiste en el término <<multitud>>, que aparece cuatro veces (vv. 1.2.6a.6b), subrayando la gran respuesta que encontraba el mensaje fuera del Israel institucional (cf. 2,15: <<eran muchos y lo seguían>>).
El motivo de la conmoción de Jesús es diferente del que Mc expuso en 6,34: en aquella ocasión, la multitud judía estaba desorientada, <<como ovejas sin pastor>> (6,34) y la reacción de Jesús fue ponerse a enseñarles. Ahora, en cambio, el motivo es que <<no tienen que comer>>. Mc juega, sin duda, con los dos sentidos del <<comer>>, que puede referirse tanto al alimento material como al del espíritu, según el modo de hablar judío (cf. 3,20: <<comer pan>>; 6,32: <<comer>>), pero atendiendo al sentido figurado del episodio, pone el acento en el segundo.
Jesús no afirma, sin embargo, que la multitud tenga hambre en aquel momento, sino que los individuos que la componen no tienen qué comer y que, para el camino, necesitan alimento. Hasta ahora, su alimento ha sido estar con Jesús, pero van a marcharse y necesitan provisiones; si no las llevan, no tendrán fuerza para caminar. Es decir, no podrán vivir en adelante sin el mensaje que sustente su vida y que sea para ellos la presencia permanente de Jesús. Mc pone así de relieve que la adhesión a Jesús tiene que ser completada con el conocimiento y la práctica de su mensaje; sin él, les faltará lo necesario para vivir (<<desfallecerán>>). La multitud se siente atraída por Jesús y presta adhesión a su persona, pero necesita asimilar el mensaje, el programa mesiánico, que aún no conoce.
Jesús descarta desde el primer momento despedir a la multitud, anticipándose a una posible propuesta de los discípulos en este sentido, como había hecho en el primer reparto (6,36).
La precisión <<algunos han venido de lejos>> muestra que en la multitud que recibe los panes hay también paganos; de hecho, la expresión <<de lejos>>, como el adjetivo <<lejano>>, recuerda los numerosos textos del AT donde se habla de naciones paganas, extrañas a la tradición de Israel. Teniendo en cuenta los pasajes citados anteriormente, que mencionaban a los seguidores de Jesús no procedentes del judaísmo, y al nuevo dato de los venidos <<de lejos>>, se ve que esta multitud engloba en principio a todos los que están fuera de Israel: a los excluidos del pueblo (recaudadores, pecadores/descreídos, cf. 2,15), considerados como paganos por los observantes, y a los paganos de origen. Los datos que ofrece Mc pueden reflejar la composición de su comunidad.
En este pasaje, por tanto, una enorme multitud de excluidos de Israel y de paganos se ha acercado a Jesús, pero los individuos que la integran, después del encuentro con Jesús, deberán volver <<a su casa>>, como antes el paralítico (2,11) y el geraseno (5,19), es decir, no han de integrarse en el nuevo Israel, ni es propósito de Jesús imbuir a estos hombres de la tradición judía.
Otros datos confirman que esta multitud está formada por individuos que no pertenecen al pueblo judío. En primer lugar, Jesús no usa para describir su situación la imagen del pastor (6,34), propia de la tradición de Israel. En segundo lugar, Jesús tampoco enseña, es decir, no expone el mensaje tomando pie del AT, ni se apoya en ninguna otra tradición religiosa; va a exponer el mensaje con los hechos. Nuevos indicios aparecerán a lo largo del comentario.
Sólo Jesús es consciente de la situación y reacciona a ella; por eso toma la iniciativa. Sus palabras han mostrado que Dios mira lo mismo por los que están fuera de Israel que por los judíos. Los discípulos aparecen completamente ajenos al problema: no se interesan por el movimiento hacia Jesús de los que no pertenecen al pueblo elegido. Jesús les ha expuesto la situación: hay excluidos de Israel y paganos vinculados a su persona, pero que todavía no tienen <<alimento>> que les dé vida. Espera de los discípulos, que han tenido la experiencia del reparto de los panes a la multitud judía, que ofrezcan por sí mismos la solución.
El hecho de que sea Jesús quien tenga que tomar la iniciativa indica la dificultad que tuvo la primera comunidad para abrirse a los no judíos.
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