Esta vez se llevó con él a los Doce y se puso a decirles lo que iba a sucederle.
La última vez que Jesús tomó consigo a un grupo de seguidores fue antes de la escena de la transfiguración, cuando se llevó con él a Pedro, Santiago y Juan (9,2). Ahora (Esta vez) separa de los demás al grupo de los Doce (se llevó con él a los Doce), es decir, a los representantes del nuevo y definitivo Israel, incluidos a su vez en el círculo más amplio de los discípulos de Jesús procedentes del judaísmo. En este momento en que emprenden la subida a Jerusalén, va a exponerles de nuevo lo que ya les ha anunciado, anteriormente, en dos ocasiones (8,31; 9,31): el trágico destino que aguarda al Hijo del hombre (se puso a decirles lo que iba a sucederle).
Sin embargo, al contrario que en las dos predicciones anteriores, no usa Mc esta vez el verbo "enseñar" (8,31: "empezó a enseñarles"; 9,31: "iba enseñando a sus discípulos"), sino simplemente el verbo "decir" (se puso a decirles). "Enseñar" supone exponer algo que el discípulo debe asimilar y aplicar a su propia vida; en cambio, "decir" implica solamente información. Esta tercera predicción es, pues, informativa. En ella anuncia Jesús, clara y detalladamente, la suerte que va a correr (lo que iba a sucederle).
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