Pero, dando un profundo suspiro, dijo: <<¡Cómo!, ¿esta generación exige una señal? Os lo aseguro, nunca a esta generación se le dará señal>>.
Este versículo expone un sentimiento de Jesús, de pena (un profundo suspiro) y una reacción airada expresada en palabras. El pasaje muestra un paralelo con la reacción de Jesús a la obcecación de los fariseos en la sinagoga, ante la que tuvo también un doble sentimiento, de ira y de pena (3,5 Lect.). Sigue la misma obcecación de los opresores religiosos del ser humano. La pena de Jesús se debe a que los fariseos, a los que no excluye de su amor, van, por su obcecación, a la ruina; la ira, al daño que hacen al pueblo, sometiéndolo, fomentando en él el desprecio y el odio al extranjero y alimentando expectativas imposibles.
Mc pone el dicho de Jesús en presente histórico (<<dice>>), mostrando su validez para la época en que escribe. La pregunta inicial es retórica. La fórmula <<Os aseguro>>, que introduce la negativa de Jesús sobre la señal, le da énfasis y solemnidad, subrayando la importancia del dicho.
La frase que sigue (<<nunca a esta generación...>>) comienza en griego con la partícula condicional (<<si a esta generación ...>>). Es una construcción semítica, equivalente enfático de <<no>>: <<nunca>>, <<jamás>>, y supone una imprecación implícita: <<Dios me haga esto y esto si...>>, que expresa un rechazo absoluto. Se trata, por tanto, de una negación rotunda, que no deja lugar a ser reconsiderada. Jesús afirma que nunca les será dada una señal de este género por parte de Dios. Es vana su expectativa, que se basa en la falsa idea de un Dios particularista: el verdadero y único Dios jamás les dará una señal que los confirme en esa idea.
El término <<generación>> es técnico, y se refería en el judaísmo particularmente a tres generaciones de la historia: la del diluvio, que pereció en las aguas; la del desierto, que, por su infidelidad, no llegó a la tierra prometida (Sal 94/95, 10.11) y la del Mesías. La construcción semítica del texto griego (si en lugar de negación), que se encuentra unida a <<esta generación>> solamente en el Sal 95/94,10-11, establece un paralelo entre la generación del desierto, que en tiempo de Moisés fue rebelde a Dios, y la de Jesús, que es la del Mesías; Jesús se enfrenta con esta última y la condena. Los fariseos son el exponente de <<esta generación>>.
El paralelo que crea el texto con la generación de Moisés confirma la interpretación anterior de la <<señal del cielo>> que piden los fariseos a Jesús: la generación del Mesías no está dispuesta a reconocer como tal a Jesús mientras que, a semejanza de Moisés, no asuma el papel de liberador violento. <<Esta generación>>, que debía seguir al Mesías en su éxodo, no lo hace y, como sucedió a la antigua, tampoco ella va a llegar a la tierra prometida.
Al rechazar Jesús la señal de poder, muestra de nuevo, por una parte, su antagonismo a la mentalidad nacionalista del judaísmo y, por otra, la calidad de su mesianismo. No es Mesías solamente para el pueblo judío, sino para la humanidad entera; no quiere ser el aniquilador de los paganos, sino el liberador y dador de vida para todos los hombres.
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