Pero ellos estaban discutiendo unos con otros, porque no tenían panes.
Los discípulos siguen hablando de la falta de panes, sin hacer caso de las palabras de Jesús. Están preocupados y se echan la culpa unos a otros. Van a volver a los paganos y se encuentran desprovistos: no han asimilado lo que Jesús les ofrece y añoran lo que es de hecho incompatible con el mensaje.
Ponen el acento en la cantidad: <<panes>>, en plural. No se fijan en el único pan. Para ellos, si no tienen otros panes, es como si no tuvieran nada.
El único pan está en la barca, aunque no porque lo hayan cogido ellos; ni siquiera lo mencionan, es como si no lo llevaran. Sin embargo, ése debería ser su pan: el servicio, el compartir, que crea la igualdad. Pierden de vista la potencialidad del único pan; es más, no aceptan el mensaje que simboliza dependen aún de los ideales del mundo judío del que provienen. Enfrascados en su preocupación, no prestan atención a la advertencia de Jesús.
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