Exponía el mensaje abiertamente.
Esta frase del evangelista pone en paralelo y en contraste este pasaje con 4,33 donde se decía que Jesús exponía el mensaje a la multitud valiéndose de muchas parábolas (4,33: <<y con muchas parábolas del mismo estilo les exponía el mensaje>>). Este paralelo confirma que el contenido de la predicción anterior de Jesús corresponde al de la las parábolas del Reino expuestas en el discurso junto al lago (4,26-32).
De hecho, como ya se ha insinuado en la primera de ellas, la de la tierra que produce fruto (4,26-29) se trataba de la transformación del individuo que hace suyo el mensaje. Según la parábola, el resultado de este proceso de asimilación consiste en la entrega personal (4,29: <<cuando el fruto se entrega>>), expresión del amor a los hombres. A este aspecto corresponde la entrega voluntaria del Hijo del hombre, expresada en la predicción misma: Jesús conoce cuál va a ser el desenlace de su actividad en favor de los hombres y lo acepta de antemano. El paralelo entre la parábola, que se refiere al seguidor de Jesús, y la predicción, que atañe a la persona de éste, confirma, por su parte, el carácter inclusivo de la expresión <<el Hijo del hombre>>.
En la segunda parábola, la del grano de mostaza (4,30-32), se consideraba el aspecto social del Reino, excluyendo todo esplendor mundano. A este aspecto corresponde el hecho de que el Mesías-Hijo del hombre, lejos de aspirar a ser un jefe político que inaugure el nuevo reino de Israel, va a ser rechazado por las autoridades de su pueblo y condenado a muerte. No hay lugar, por tanto, para triunfos terrenos.
Por otra parte, el uso anterior de la misma expresión <<les exponía el mensaje>> en el episodio del paralítico (2,2), donde Jesús abre el horizonte del reinado de Dios a los pueblos paganos, muestra que la misión y la entrega del Mesías-Hijo del hombre no se hace solamente en favor de Israel, sino que se extienden a la humanidad entera.
El valor extensivo de la expresión <<el Hijo del hombre>> implica que la suerte del seguidor será similar a la de Jesús. La construcción de la sociedad nueva o reino de Dios no se hará con triunfo y esplendor, sino mediante la entrega personal para procurar la libertad y el desarrollo del ser humano, y puede acarrear la persecución e incluso la muerte por parte de los poderosos religioso-políticos. Pero esa muerte no será un fracaso, pues la continuidad de la vida está asegurada.
A sus discípulos, que acaban de reconocerlo Mesías, pero según las categorías de Israel, Jesús expone este mensaje abiertamente. Ha empezado su camino hacia Jerusalén, es decir, los acontecimientos que anuncia se sitúan en un futuro cercano; no hay tiempo para demoras, deben darse cuenta de la gravedad de la situación y comprender adónde los lleva ser seguidores suyos. La explicitación de los adversarios que lo rechazarán y condenarán a muerte, <<los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados>>, es decir, los altos representantes de las instituciones de Israel, deberá hacerles comprender que los ideales del judaísmo son incompatibles con la adhesión a Jesús y con el designio de Dios que él está realizando.
Es un momento decisivo: si quieren seguir con Jesús tienen que aceptar su mesianismo, renunciando a los ideales nacionalistas; de ello depende el éxito de su misión futura.
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