Reaccionó Jesús diciéndoles: <<¡Generación sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros?, ¿hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo>>.
Jesús reacciona en términos que muestran su profunda decepción. El evangelista sitúa la reacción en presente histórico (lit. <<reaccionando les dice>>), indicando así, como de costumbre en él, que una situación parecida existe en su tiempo.
En la última frase del padre éste ha mencionado a los discípulos y su fracaso; ellos son, por tanto, los primeros destinatarios de la invectiva de Jesús. Es decir, Jesús se exaspera viendo la inutilidad de sus esfuerzos, a pesar de los cuales los discípulos no aceptan el programa mesiánico y son incapaces de colaborar con él. Sin embargo, como se verá en seguida, el ámbito del término <<generación>> no puede circunscribirse al grupo de discípulos.
El apóstrofe de Jesús traza el diagnóstico de la situación. En paralelo con la antigua <<generación del desierto>> (cf. Dt 32,20bc), la <<generación sin fe>> es la del Mesías. En dos ocasiones anteriores ha mencionado Jesús <<esta generación>>: primero, la que, representada por los fariseos, pedía una señal del cielo que demostrase su mesianismo nacionalista (8,11); más tarde, la <<generación idólatra y descreída>> que no admitía su mensaje y ejercía presión sobre sus seguidores (8,38). En el caso presente, la generación carece de fe porque no da su adhesión al Mesías ni confía en él. Esto incluye claramente a los discípulos y a la figura de los letrados, así como a la multitud en su aspecto representado por el hijo, es decir, al pueblo desesperado que no pide ayuda (<<mudo>>).
Jesús pide que le lleven al poseído; va a encararse con la situación.
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