... Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, los hizo subir a un monte alto, a ellos solos...
Como al principio de la perícopa de la declaración mesiánica de Pedro (8,27-30), se nombra aquí a Jesús en la frase introductoria, insinuando una relación entre las dos escenas.
Hay también una relación con la predicción sobre el destino del Hijo del hombre (8,31). Ante la violenta reacción a ella de Pedro, en nombre del grupo de discípulos (8,32), Jesús, mostrando su amor por ellos, quiere convencerlos, mediante una experiencia extraordinaria, de que sufrir la muerte por procurar a los hombres vida y plenitud no significa el fracaso del ser humano y de su proyecto vital, sino que, por el contrario, asegura el éxito definitivo de la existencia.
Para ello, separándolos del grupo, toma Jesús consigo a los tres discípulos más destacados, Pedro, Santiago y Juan que son precisamente los que mayor resistencia ofrecen al mensaje, como lo hacían prever los sobrenombres que les impuso (<<Pedro/Piedra>>; <<los Truenos/los autoritarios>>, 3,16s Lect.). Sabe que ellos arrastrarán al grupo. Son los mismos que fueron testigos de la vuelta a la vida de la hija de Jairo (5,37), es decir, los que experimentaron el poder de Jesús sobre la muerte. La selección que hace Jesús muestra que la resistencia se encuentra sólo en el grupo de discípulos, no en el otro grupo de seguidores (8,34: <<la multitud>>).
En este evangelio, <<el monte>>, determinado, es símbolo de la esfera de Dios en contacto con la historia humana. Mc habla aquí de un monte alto; probablemente, sin nombrarlo, alude al Sinaí, monte en que tanto Moisés como Elías, personajes que van a aparecer en la escena, fueron testigos de una teofanía (Éx 34,1-8; 1/3 Re 19,8-18). Jesús, por tanto, en este Sinaí simbólico, va a manifestarse tomando el puesto de Dios. Va a tener lugar para estos discípulos, representantes del Israel mesiánico, una trascendental (<<alto>>) manifestación divina; Jesús los hace subir, pues ellos solos serían incapaces de alcanzar tal experiencia. La precisión aparte alude, como en los contextos anteriores (4,37; 7,33), a la incomprensión de estos discípulos. Se los lleva aparte, a ellos solos, los más señalados, que determinan la actitud del grupo.
En los episodios anteriores, los discípulos habían reconocido ya a Jesús como el Mesías (8,30), pero han interpretado mal su mesianismo: <<ven, pero no perciben>> (4,12). Jesús ha pretendido corregir el error con su enseñanza, en la que exponía el destino del Hijo del hombre (8,31), pero ha fracasado (8,32).
Ahora va a intentar Jesús de nuevo que los tres discípulos más reacios cambien su falsa idea mesiánica y que acepten las consecuencias de la adhesión a él (cf. 8,34). La manifestación de que van a ser testigos les hará ver su condición gloriosa tras su victoria sobre la muerte. Quiere mostrarles el estado final del que entrega su vida para dar vida a la humanidad (cf. 8,31.35). Como lo ha indicado la datación <<a los seis días>>, la escena anticipa lo que será la condición del resucitado.
Las dos acciones de Jesús con los discípulos: <<los tomó consigo>> y <<los hizo subir>>, están en el texto de Mc en presente histórico (<<los toma consigo>>, <<los hace subir>>). Insinúa así el evangelista que en su época los discípulos siguen teniendo la misma necesidad de una experiencia que los lleve a aceptar el destino del Hijo del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario