Reaccionó Pedro diciéndole a Jesús: <<Rabbí, viene muy bien que estemos aquí nosotros; podríamos hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías>>.
Pedro interrumpe el desarrollo de la escena. Reacciona a lo que ve, haciendo una propuesta. Se dirige exclusivamente a Jesús; lo considera, pues, el personaje central, con quien, además, ha tenido trato personal. Lo llama <<Rabbí>>, apelativo que se usaba con los letrados, los que enseñaban ateniéndose a <<la tradición de los mayores>> (7,5). Al ver a Moisés y a Elías al lado de Jesús, juzga que éste no se aparta del AT interpretado por la tradición.
La propuesta de Pedro, en la que incluye a sus compañeros (<<nosotros>>), y que espera sea aprobada por Jesús, consiste en hacer tres chozas, una para cada personaje. Empieza por una afirmación: <<Viene muy bien que estemos nosotros aquí>>, con la que pondera la afortunada coincidencia de que ellos se encuentren presentes, implicando que existe una necesidad o conveniencia a la que los tres discípulos pueden subvenir. Se ofrecen a prestar un servicio a los tres personajes, que no pueden o no deben valerse por sí mismos.
La propuesta misma tiene dos aspectos, expresados por el término <<chozas>> o de los Tabernáculos, que tenía un marcado carácter mesiánico nacionalista, siendo, por lo que parece, la fiesta más popular del año, en la que se hacía revivir la esperanza de los bienes mesiánicos. Este rasgo sugiere que Pedro asocia la transfiguración de Jesús con su condición de Mesías.
El número de <<tres>> chozas, es desglosado por Pedro en <<una para ti, una para Moisés y una para Elías>>. Con su enumeración Pedro pone a los tres en el mismo plano, destruyendo la convergencia de Moisés y Elías hacia Jesús y su dependencia de él; lo que en la visión aparecía como una subordinación (dos: Elías con Moisés, mas uno: Jesús), él lo coordina (tres chozas: una, una, una). Las tres tiendas indican la validez e independencia de los tres personajes y de la función de cada uno: Jesús, el Mesías; Moisés, la Ley y las instituciones; Elías, el gran reformador. Pedro explica así cuál es su idea de Mesías (cf. 8,29.33): el que sigue los modelos del AT. Para él, el AT no encuentra en Jesús su clave de interpretación ni juzga Jesús de su validez, sino que la tiene por sí mismo: Moisés y Elías son tan actuales y definitivos como Jesús mismo, es decir, la Ley (las instituciones) y los Profetas (las promesas mesiánicas) siguen ocupando el puesto de siempre, sin ser corregidas ni cernidas por la realidad del Hombre-Dios. Implícitamente, Pedro niega la novedad del mensaje de Jesús y, por ende, del reinado de Dios, que, según él, habría de ajustarse a los antiguos moldes.
De hecho, el apelativo <<Rabbí>> y la propuesta de Pedro están en la misma línea y definen la postura del discípulo y, con ella, la del grupo, como lo había hecho antes en su declaración mesiánica (8,29): Pedro proyecta su ideología en Jesús, asimilando su mesianismo al de la expectación popular (8,33); su propuesta da por supuesto que Jesús hace suyo el mesianismo nacionalista. La manifestación gloriosa no le ha servido para rectificar, sino para confirmar su falsa ideología. A pesar del anterior rechazo (8,33), Pedro sigue en sus trece; desea que Jesús asocie a su misión a Moisés y Elías.
Pedro ha visto, pero no ha percibido (cf. 4,12). Debería haber asociado la transfiguración con la resurrección del Hijo del hombre tras su muerte, anunciada en la enseñanza de Jesús al grupo (8,31), pero no lo hace. En lugar de haber comprendido <<la idea de Dios>>, se ha confirmado en <<la de los hombres>> (8,33). Jesús es para él el Mesías nacionalista apoyado por la Ley y los Profetas. El <<ser divino>> de Jesús, manifestado en la transfiguración, lo interpreta en clave de <<poder divino>> del Mesías. No comprende que lo que se ha manifestado es el estado final del Hombre que entrega su vida por la humanidad; Pedro lo considera, en cambio, un estado inicial, el punto de partida para emprender el camino del triunfo mesiánico tal como era interpretado en el judaísmo.
La reacción verbal de Pedro se encuentra en el texto de Mc en presente histórico (lit. <<reaccionó Pedro y le dice>>), insinuando que en la época del evangelista Pedro y sus compañeros siguen interpretando defectuosamente el mesianismo de Jesús.
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