Al oír que era Jesús el Nazareno, se puso a gritar: <<Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí>>.
La información que llega al ciego es que está pasando Jesús "el Nazareno". Así lo había llamado el poseído de la sinagoga de Cafarnaún (1,24). Como Nazaret (cf. 1,9) pertenecía al sector fuertemente nacionalista de Galilea, tanto en el caso del poseído, como ahora, se atribuye a Jesús ese espíritu y se espera una actuación violenta suya en Jerusalén. Tal es el ambiente que rodea a Jesús. Aparece así el motivo por el que la multitud lo acompaña.
Se presupone que el ciego tiene noticia de Jesús. El conocimiento previo que tiene de éste y el título que le atribuye (Hijo de David), refuerzan la idea de que el ciego representa a los discípulos. No sólo se dirige a Jesús, sino que lo hace a gritos, como antes algunos poseídos por espíritus inmundos (1,23; 3,11; 5,5.7; 9,24.26); indicio del mal espíritu que lo anima.
El apelativo usado por el ciego, Hijo de David, Jesús, que antepone el título al nombre propio, descubre la causa de la ceguera: el objeto de su adhesión es el hijo/sucesor de David, el segundo David, modelo de rey guerrero y triunfador, que ve encarnado en Jesús. Ha identificado a "el Nazareno" con "el hijo de David". Los discípulos/los Doce, representados por el ciego, supeditan la persona de Jesús al papel histórico que ellos le atribuyen: el de Mesías victorioso. Es este filtro el que les impide conocer a Jesús y percibir su mensaje. Son adictos o discípulos de "el Apreciado", no de un Mesías vilipendiado y derrotado.
La curación del primer ciego (8,22b-26) preparaba el reconocimiento del mesianismo de Jesús; Bartimeo, el segundo ciego, resume lo sucedido desde aquel reconocimiento: los discípulos/los Doce habían interpretado el mesianismo de Jesús en clave tradicional judía y, a pesar de las predicciones de la pasión y muerte, siguen pensando en un Mesías glorioso y vencedor.
La petición del ciego: ten compasión de mí, usa un verbo griego (eleeô, eleison) que denota una piedad o misericordia que se manifiesta en una ayuda concreta. Los discípulos/el ciego suplican la ayuda de Jesús para salir de la situación en la que se encuentran, sin darse cuenta de que es su propia ideología la que los ciega.
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