martes, 16 de abril de 2024

Mc 11,24

 Con motivo de eso, os digo: todo cuanto pidáis para vosotros en oración, tened fe en que lo habéis recibido y lo obtendréis.

Primero ha hablado Jesús de la ruptura de cualquier creyente con el sistema opresor ("quien diga al monte"); ahora habla de la petición a Dios, pero considerando solamente el grupo de discípulos (os digo: todo cuanto pidáis...), como si fueran ellos los únicos que necesitaran hacerla. El primer dicho da pie a éste (Con motivo de eso), y el vínculo de unión entre los dos es la fe (v. 23: tenga fe; v. 24: tened fe).

Aunque Jesús se dirige al grupo entero como un bloque, sin distinguir entre los individuos, la petición a Dios es un acto personal. El sentido del dicho es, por tanto, distributivo: cada discípulo puede pedir a Dios con la confianza de que obtendrá lo que pide. Ahora bien, el hecho de enunciarlo de todos ellos como grupo significa que el objeto de la petición no es arbitrario ni depende del capricho personal; es algo que todos ellos necesitan obtener y que cada uno necesita pedir.

También este dicho tiene un tinte hiperbólico: todo cuanto pidáis. Quiere decir Jesús con esto que aun lo que parece más difícil está al alcance del que ora. Teniendo en cuenta el contexto anterior y el reciente comentario de Pedro a la vista de la higuera seca de raíz, puede deducirse qué es esto tan difícil que los discípulos pueden y deben conseguir. De hecho, Pedro, que erróneamente ha admirado la fuerza de la palabra de Jesús, ha puesto de manifiesto la mentalidad del grupo: todos siguen aspirando a un poderoso Mesías reformista que procure la gloria de Israel. Este ideal común a todos es el gran obstáculo que tienen en ellos mismos para tomar la decisión que ha propuesto Jesús de romper radicalmente con la institución judía, representada por el monte del templo.

Jesús les asegura que la fuerza de Dios está a disposición de ellos para superar toda dificultad y, en particular, la ideología que les impide la necesaria ruptura con su pasado reformista y nacionalista. La orden al monte suponía la certeza de que Dios está con el que sigue a Jesús; la petición de los discípulos ha de basarse en la misma certeza, creyendo que su efecto es infalible.

Tened fe en que lo habéis recibido, significa que, por parte de Dios, todo está hecho; el discípulos debe tener fe plena en que Dios le ha concedido lo que pedía y actuar en consecuencia, es decir, dar el paso y romper con su ideología pasada. Es la fe-confianza la que da fuerza a la petición y asegura su éxito; da la total certeza de haber sido escuchado, lo que equivale al "no dudar interiormente" del dicho anterior (11,23).

Enlazan estas palabras con lo que Jesús dijo a los discípulos después de la expulsión del espíritu mudo: "Esta ralea no sale más que pidiéndolo" (9,29). Los discípulos siguen en la postura de entonces. Jesús ha instado a la ruptura con el sistema judío; solamente pidiéndoselo a Dios conseguirán los discípulos vencer la resistencia que oponen a ello por causa de la ideología que los domina.

En el primer dicho, la fe en Dios convencía de que la ruptura con la institución no es un gesto vano ni un idealismo irreal, sino que tiene su efecto. En el segundo, la fe en Dios convence de que todo obstáculo interior puede ser superado. El fundamento de ambos casos es la certeza de que Dios está con el que sigue a Jesús.

LA BIBLIA

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