<<¡Pobres las que estén encinta o criando en aquellos días!>>
Esta lamentación de Jesús (¡Pobres!) considera un período de tiempo que abarca toda la duración de aquellos días. Señala, por tanto, sucesos iterados dentro de ese período, el de la actividad del invasor/devastador, que será llamado "la angustia" (v. 19).
Mientras antes se recomendaba la huida de los seguidores de Jesús, ahora se fija la atención en los de fuera de ese círculo, en los miembros del pueblo judío.
Comienza así este párrafo central con una exclamación (¡Pobres!) que expresa la compasión de Jesús por las víctimas de ciertos hechos que acompañan a la invasión. Se corresponde este dolor con el "pesar" de Dios implícito en la cláusula "donde no tiene que hacerlo" (v. 14). La mención de las mujeres encinta o criando se explica por la crueldad de los usos guerreros del tiempo; al destruir la vida que comienza se intenta aniquilar al pueblo conquistado (cf. 2Re 15,16; Os 14,1; Am 1,13; Sal 137,8s).
La lamentación de Jesús indica su compasión/amor por las víctimas, cuyo dolor hace suyo. Jesús no es indiferente a la calamidad del pueblo judío aunque no pueda remediarla, pues lo que ocurre es efecto del rechazo pasado y presente de Israel a la oportunidad de salvación que él le propuso.
La lamentación está motivada por la suerte de los más débiles e indefensos; las mujeres representan las víctimas del pueblo que no combate. No hay lamentación por la nación como tal ni por sus instituciones o por el templo (destrucción inevitable). "El execrable devastador" intentará aniquilar al pueblo, destruyendo su futuro, tanto la promesa de vida ("encinta") como la vida incipiente ("criando"). Subraya Mc la intensidad del sufrimiento e implica que los judíos no podrán defender a sus mujeres y a sus hijos (derrota). Se confirma la urgencia de la huida.
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