<<Pedid que no suceda en invierno>>.
Respecto a los discípulos, Jesús los exhorta a que solidaricen con esas víctimas inocentes; pero no tomando parte en la resistencia armada, sino pidiendo a Dios que el desastre no se vea agravado por dificultades naturales que impidan escapar a los que podrían hacerlo. Tampoco para los judíos hay más solución que la huida, y los discípulos, con su oración, se constituyen en aliados de los que la emprenden.
Se concibe, por tanto, a Dios como deseoso de aliviar los sufrimientos del desastre. Se confirma la conclusión anterior de que la calamidad no entraba en el designio divino. Una muestra de solidaridad / amor puede abrir la posibilidad de salvación.
Cada paso adelante en el análisis de esta unidad confirma que la esperanza de los discípulos en una señal salvadora era completamente ilusoria. El recurso a Dios significa reconocer la propia impotencia. Al mismo tiempo, la oración por los que huyen interioriza en ellos la decisión de huir.
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