Pero Jesús replicó: <<Dejadla, ¿por qué la molestáis? Una obra excelente ha realizado conmigo...>>
Jesús defiende a la mujer. La orden que da a los que protestan (Dejadla) se corresponde con la que dio a los discípulos acerca de los chiquillos: "Dejad que los chiquillos se acerquen a mí" (10,14). Este paralelo permite deducir la identidad de la mujer. Ésta prolonga la figura de los chiquillos, de los que aceptan el mensaje de Jesús haciéndose últimos de todos y servidores de todos (9,35), de los que acogen el reinado de Dios (10,15). Como los "chiquillos", representa al grupo de seguidores que han roto con el judaísmo o no proceden de él (Lect.).
En aquella ocasión (10,13), los discípulos conminaban a "los chiquillos" para impedirles acercarse a Jesús. Esta mujer ya se ha acercado a él y ha cumplido su gesto de donación. Los que protestan ahora no han podido más que criticar su acción. A la indignación de Jesús contra ellos entonces por su manera de proceder (10,14), se opone ahora la de ellos contra la mujer (v. 4). Se confirma que, aunque no se diga explícitamente, los que ahora riñen a la mujer prolongan la figura de los discípulos, continuando la postura que éstos tuvieron entonces. No quieren a "los chiquillos", en su grupo no encuentran lugar los seguidores que están dispuestos a entregar su vida.
Jesús pregunta por el motivo de sus reproches (¿por qué la molestáis?), indicando que no hay razón ninguna para censurar lo que la mujer ha hecho. Afirma, en primer lugar, que la obra que ha realizado es excelente. De hecho, teniendo en cuenta su significado, no podía haber obra más noble que reconocer en Jesús, que iba a morir, al Rey-Mesías salvador; ver en su muerte, supremo acto de amor, el rescate de la humanidad (10,45), y asociarse por amor a su entrega, para contribuir con él a esa obra de liberación. Con este juicio de valor quita Jesús el fundamento a toda crítica.
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