<<...porque a los pobres los tenéis siempre entre vosotros y, cuando queráis, podéis hacerles bien; a mí, en cambio, no me vais a tener siempre>>.
En segundo lugar, Jesús rechaza el modo de proceder que ellos proponen. La ayuda a los pobres no debe ser ocasional, como lo sería distribuir un dinero o dar una limosna, sino continua, porque los pobres están siempre en el ámbito de la comunidad (siempre entre vosotros), debiendo ser objeto continuo de su solicitud. Para los miembros de la comunidad, los pobres son hermanos, no inferiores. Los seguidores de Jesús no hacen el bien sólo con limosnas, sino que están dispuestos a compartir lo que tienen (6,38). La limosna, humilla; el compartir, iguala.
"Hacer el bien" fue el modo como Jesús definió su acción con el hombre del brazo atrofiado de la sinagoga (cf. 3,4), interpretada en la misma pregunta que dirige a los que estaban al acecho para ver si lo curaba en sábado como "salvar una vida". Respecto a los pobres, la comunidad tiene, por tanto, la misión de salvar su vida, liberándolos de la muerte en que se encuentran. Es decir, ha de restituirles la posibilidad de acción, ayudarles a encontrar la libertad. Y, en esa labor, los seguidores no pueden ser frenados por el miedo a perder la vida, como no sucedió con Jesús (3,6).
Por tanto, la labor principal de la comunidad no consiste en ofrecer una esporádica ayuda económica que sería recibida pasivamente, sino en procurar, desde todo punto de vista, el desarrollo personal. No se trata sólo de eliminar la pobreza material (lo más urgente), sino también y sobre todo la pobreza humana (lo más importante).
La prueba de amor dada por la mujer no se opone en nada al verdadero interés por los pobres. Jesús va a dar su vida en rescate por todos los esclavizados (10,45). La tarea de la comunidad es ayudarles para que recuperen su dignidad humana en la capacidad y libertad de acción.
Lo que Jesús recomienda difiere de Dt 15,11: "Nunca dejará de haber pobres en la tierra. Por eso yo te mando: abre la mano a tu hermano, al pobre, al indigente de tu tierra". Moisés considera el problema a nivel individual: dentro de la comunidad israelita habrá ricos y pobres, diferencia de clases y de posibilidades. Para Jesús, por el contrario, la diferencia ha de ir desapareciendo, gracias a la solidaridad y a la acción con los pobres.
Jesús alude a su muerte (no me vais a tener siempre), que será mencionada a continuación como "la sepultura" (v. 8) que va a acoger su cuero, y, antes de que llegue, espera una respuesta de fe y una muestra de adhesión de parte de los discípulos. Pero éstos, aferrados a sus ideales de triunfo, no se dan cuenta de la circunstancia ni de la gravedad del peligro.
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