martes, 13 de agosto de 2024

Mc 15,44-45

 Pilato se extrañó de que ya estuviera muerto y, convocando al centurión, le preguntó si había muerto hacía mucho. Informado por el centurión, concedió el cadáver a José.

En el juicio, Pilato se extraño de que Jesús no respondiera nada a las acusaciones que se hacían contra él (15,5); ahora, se extraña de la rapidez de su muerte. A juicio de Pilato (se extraño de...), las cosas no suceden como serían de esperar. Esta segunda extrañeza confirma que, para Mc, la muerte de Jesús no es mera consecuencia del suplicio al que lo habían condenado; ha sido una entrega voluntaria de la propia vida (15,37 Lect.).

Sólo con Pilato utiliza Mc, por dos veces, el verbo "morir" (gr. thnêskô y apothnêskô) referido a Jesús: es la interpretación de lo ocurrido con él hecha por un pagano indiferente. Quiere cerciorarse de que Jesús ha muerto y pide para ello el testimonio del centurión que ha estado al frente del pelotón de ejecución. El centurión, que ha visto morir a Jesús y que, aun siendo pagano, ha comprendido su grandeza (15,39), le da el testimonio que pedía (informado por el centurión), pero Mc no pone en sus labios la palabra "morir". Para Pilato, en cambio, Jesús no es ya más que un cadáver (gr. ptôma), algo acabado y sin futuro (cf. 6,29); no le importa lo que pase con él. Benévolamente, permite que José se lo lleve. No expresa el menor remordimiento por haber mandado crucificar a Jesús (15,15). El único interés de Pilato es asegurarse de que la pena se ha cumplido. El pasaje subraya la realidad de la muerte de Jesús.

LA BIBLIA

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