Viendo Jesús la fe de ellos, le dice al paralítico: <<Hijo, se te perdonan tus pecados>>.
La tenacidad que han mostrado los portadores en superar los obstáculos que impedían llegar hasta Jesús recibe el nombre de <<fe>>. Ésta es una disposición interior que se hace visible (<<viendo>>) en la manera de obrar.
Es la segunda vez que Mc menciona la fe. La primera vez (1,15: <<tened fe en esta buena noticia>>, en forma verbal) significa reconocer la verdad de la cercanía del reinado de Dios, lo que suponía dar fe al que lo anunciaba, Jesús. Aquí, la llegada del paralítico/humanidad hasta Jesús, superando todo obstáculo, implica aquella fe, es decir, el deseo del reinado de Dios y la confianza en Jesús que lo propone.
Sin embargo, en este pasaje, el término de las acciones que muestran la fe es Jesús mismo /v.3: <<llevándole>>; v.4: <<acercárselo>>); la fe se describe como el deseo de proximidad a él, proximidad que es figura de la adhesión. La fe es, pues, la adhesión a Jesús como persona y mensaje. Incluye el deseo de salud/salvación y la confianza en que Jesús puede y quiere darla (cf. 1,40); es la confianza en el amor de Jesús (1,41: <<Conmovido>>) y en su potencia para dar vida.
El anhelo de salvación que muestra la humanidad pagana, figurada por los portadores, indica que está dispuesta al cambio de vida que es condición para el reinado de Dios (1,15: <<enmendaos>>). Esta disposición funda las palabras que Jesús dirige al paralítico.
La primera palabra de Jesús al inválido es de afecto: <<Hijo>>, término que usa Jesús en este evangelio para designar a los israelitas (7,27) y a sus discípulos (10,24). Los judíos se consideraban los únicos con derecho a llamarse <<hijos de Dios>>. Para Jesús, en cambio, los paganos son tan <<hijos>> como los judíos. Al dirigirse así al paralítico, muestra de nuevo el ámbito universal de su mensaje y del reinado de Dios, que no hace diferencia entre hombres o pueblos.
El término <<los pecados>>, que había aparecido en relación con el bautismo de Juan (1,4.5), aparece de nuevo en esta perícopa (2,5.7.9.10), para no volver a mencionarse en el evangelio. Por las dos ocasiones en que se encuentra el término, <<los pecados>> denotan acciones injustas del hombre, judío o pagano, antes de cambiar de vida (1,4.5) o antes de la adhesión a Jesús (2,5). Son la expresión en la conducta de una opción perversa que ha viciado el pasado del hombre, y representan el pasado con el que hay que romper.
El dicho de Jesús: <<se te perdonan (cancelan) tus pecados>>, implica que el pasado de injusticia (<<tus pecados>> indica totalidad) deja de pesar sobre el hombre, que éste puede comenzar una vida nueva. Por la adhesión a Jesús, que incluye el propósito de cambio, la humanidad pagana <<pecadora>>, <<impura>>, queda totalmente purificada y reconciliada con Dios.
Jesús habla en forma declarativa: <<se te perdonan tus pecados>>. Hay una ambigüedad: ¿perdona Jesús o declara simplemente el perdón de Dios? Como se verá más adelante, la ambigüedad es pretendida, Jesús y Dios están incluidos en ella. La declaración de Jesús está refrendada por Dios, es efectiva: Dios perdona porque Jesús así lo declara.
Para el perdón, basta la palabra de Jesús. Es instructivo comparar su actuación en este contexto con la de Juan Bautista: Juan no declaraba que los pecados estuviesen perdonados, simplemente expresaba la condición para ello (<<enmienda>>), que obtendría el perdón de Dios. Jesús, en cambio, declara el perdón sin poner condición alguna: para el cambio de vida basta la fe, y él mismo toma el puesto de Dios.
Por otra parte, las palabras de Jesús son sorprendentes. Se habría esperado que curase al paralítico, pero lo que hace es declarar perdonados sus pecados. Esto confirma la interpretación dada: la parálisis no es tanto una invalidez física como una invalidez del espíritu del hombre provocada por su pasado <<pecador>>.
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