Entonces él les preguntó: <<Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?>>.
Jesús contrapone sus discípulos (<<vosotros>>) a <<los hombres>>, porque, al contrario de éstos, el discípulo ha dado la adhesión a su persona y a su mensaje. Al hacerles Jesús por separado esta pregunta les está mostrando que espera de ellos una respuesta distinta de la gente. El discípulo no puede pensar como los de fuera, debe tener un conocimiento más profundo de Jesús, sin equívocos, puesto que él ha estado siempre con ellos y les ha ido explicando su mensaje con acciones y palabras.
De hecho, cuando Jesús llamó a los pescadores a seguirlo (1,16-21a), no lo hizo aduciendo títulos ni afirmando su identidad, es decir, no impuso de antemano una opinión. Quién era y cuál fuera su misión debían comprenderlo progresivamente a través del contacto con él y a la vista de su actividad.
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