jueves, 30 de mayo de 2024

Mc 12,41b

 ... y observaba cómo la multitud echaba monedas en el tesoro; muchos ricos echaban en cantidad.

Sentado frente a la Sala del Tesoro, Jesús observa el comportamiento de la multitud y, dentro de ella, de muchos ricos.

La multitud, objeto de la atención de Jesús, está compuesta de aquellos que se han asombrado de su enseñanza de (11,18) y que por eso inspiraban temor a los jefes del templo (11,32; 12,12); son los que escuchaban con gusto la impugnación de Jesús a la doctrina de los letrados sobre el Mesías (12,37b). Ahora va a revelarse su disposición profunda.

La gente, aunque había quedado impresionada por la enseñanza de Jesús en la que denunciaba la explotación que se realiza en el templo (11,17-18), y a pesar de ser víctima de ella, sigue apoyándolo económicamente con sus donativos voluntarios (echaba monedas); cada uno echa lo que quiere. El halo religioso de que la institución se rodea tiene más fuerza que la denuncia de Jesús.

Un grupo numeroso, los ricos, contribuyen al templo con grandes sumas de dinero (echaban en cantidad); su generosidad pone de manifiesto que sostienen con gusto la institución religiosa que no les echa en cara su riqueza.

Es de notar que Jesús no se detiene a presenciar en el templo los sacrificios que en él se ofrecen a Dios, ni tampoco a contemplar cómo el pueblo reza; en cambio, sí observa cómo la gente echa dinero en el tesoro. El templo es, en lo esencial, un lucrativo negocio, que explota al pueblo con el tráfico de lo sagrado, y éste es el escándalo que pone de relieve Jesús.

LA BIBLIA

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