lunes, 17 de junio de 2024

Mc 13,34b

 <<y en especial al portero le mandó mantenerse despierto>>.

El portero está presentado como una figura individual, pero la recomendación que se le hace, mantenerse despierto, se extiende inmediatamente al grupo de discípulos (v. 35: "manteneos despiertos") y, más tarde, a todos los seguidores de Jesús (v. 37: "a todos"). Es, pues, la figura representativa de todos "los siervos", en cuanto asigna a todos una función común en medio de la diversidad de tareas. La función común a todos está indicada por la relación del término "portero" con la expresión "a las puertas" en la unidad anterior (13,29); es decir, tiene que ver con la entrada de los paganos en el Reino. Esta finalidad ha de estar presente en la tarea de cada miembro de la comunidad.

El verbo "mandar" (le mandó) ha aparecido en Mc solamente una vez, referido a un mandamiento o precepto dado por Moisés (10,3: "¿Qué os mandó Moisés?"). El sentido del mandamiento está explicitado a continuación (10,5: "os escribió Moisés el mandamiento ese").

En nuestro pasaje, el verbo "mandar", que equivale a "imponer un mandamiento", señala el mandamiento de Jesús, como contradistinto del mandamiento de Moisés (10,3.5) y de los mandamientos de Dios en la antigua alianza (7,8-9; 10,19; 12,28-31). Aparece así Jesús, en la época definitiva, tomando el puesto del legislador humano y del divino: es la figura del Hombre-Dios.

El contenido del mandamiento consiste en mantenerse despierto. El verbo "ahuyentar el sueño", usado antes (v. 33), acentuaba el aspecto de evitar la desidia y la falta de interés por la actividad. "Mantenerse despierto", subraya, en cambio, el aspecto positivo, fomentar un estado de expectativa o espera ("en tensión hacia"), tener en acto la capacidad de acción.

Siendo la única vez que figura Jesús como sujeto del verbo "mandar" en este evangelio, el "mantenerse despierto" constituye, según Mc, su único mandamiento. Es el eje alrededor del cual giran los dos miembros de la analogía (v. 34; vv. 35-36). El mandamiento es el centro de la unidad.

La expresión mantenerse despierto se encuentra seis veces en el evangelio, tres en esta unidad (vv. 34.35a.37), las otras tres en la escena de Getsemaní (14,34.37.38). El cotejo de los dos pasajes da su sentido pleno. Dado que el discurso es pronunciado por Jesús glorioso, es decir, después de la experiencia de su pasión y muerte, el mantenerse despierto aquí incluye el sentido que la expresión tiene en Getsemaní.

Directamente, mantenerse despiertos significa estar continuamente dispuesto a la tarea, cuyo núcleo común es la proclamación del mensaje de Jesús a todas las naciones (13,10). Pero la conexión con Getsemaní subraya la disposición a afrontar la persecución e incluso una muerte sin gloria con tal de cumplir el designio del Padre (14,36). El mandamiento expresa, por tanto, la coherencia en el seguimiento de Jesús hasta el final. No es una formulación seca y austera; supone haber recibido la "autoridad", es decir, la presencia del Espíritu en ellos, la fuerza del amor divino, que los vincula a Jesús. Es de su identificación con él y con su amor a la humanidad de donde nace la disposición a la entrega y el desafío de las dificultades.

El encargo al portero de mantenerse despierto, "mandamiento" que da Jesús a los suyos, orienta, por tanto, su expectativa y el campo de su acción, de modo que su actividad tienda a facilitar la entrada de los paganos en el Reino, sin echarse atrás ante la persecución ni incluso la muerte (cf. 13,9-13). Por mucho que cueste, todos han de estar dispuestos a abrir el mensaje de Jesús y las puertas de la nueva comunidad a los paganos (cf. 13,29: "a las puertas").

LA BIBLIA

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