<<Llegarán muchos diciendo en nombre mío que yo soy y extraviarán a muchos>>.
La repetición del verbo engañar / extraviar muestra que esta frase explicita la actividad engañosa predicha antes. Habrá muchos sujetos que transmitan la misma información (que yo soy). Estos sujetos "llegan", sea porque vengan de fuera, sea porque de pronto destacan en la comunidad, al pasar del silencio a la expresión verbal. Estos sujetos afirmarán no hablar en nombre propio, no proponer una opinión o certeza suya particular, sino que atribuirán el dicho a Jesús mismo.
Existe un paralelo entre la actividad de estos individuos y la de los profetas del AT. Sin embargo, mientras aquellos identificaban su palabra con la de Yahvé (<<Dice el Señor>>), los de Mc la identifican con la de Jesús. La expresión diciendo en nombre mío equivale, en estilo indirecto, a la fórmula profética: <<Esto dice el Señor>>.
"Yo soy" aparece como fórmula de identificación de Dios en Éx 3,14; Dt 32,39; Is 43,10s; 52,6, y significa prácticamente "Dios va a salvar". Ese es el contenido del falso mensaje. Supuestamente, Jesús habla de sí mismo por boca de los muchos, en el sentido de la declaración mesiánica de Pedro camino de Cesarea: <Tú eres el Mesías>> (8,29), traducida aquí a primera persona: <<Yo soy [ése]>>. Es decir, como Pedro en aquella declaración, rechazada por Jesús (8,30: "conminó"), los impostores atribuyen a Jesús el papel de Mesías davídico. Intentan hacer creer que Jesús glorioso asume el papel de Mesías nacionalista y, por el valor teológico de la fórmula <<yo soy>, (Dios va a salvar), que él encarna la ayuda divina a Israel y hace suya la causa de la nación.
La mención de estos dichos es señal de que los mensajes inspirados no eran insólitos en la comunidad. Los que hablan identifican sus palabras con las de Jesús; eso es lo que les confiere capacidad para persuadir, dando autoridad a su mensaje y haciendo eficaz su influjo. El interés en que se acepte lo que dicen es tan grande que no retroceden ni ante la impostura misma. Se trata evidentemente de fanáticos de una causa. A este mensaje falsamente inspirado opone el evangelista el presente discurso, que representa también un mensaje de Jesús glorioso, pero esta vez verdadero.
La evaluación negativa incluida en el verbo <<extraviarán>> muestra que Jesús no acepta el papel de Mesías nacionalista ni va a efectuar, por tanto, la restauración esperada.
Lo mismo que el número de impostores (muchos), también el número de los que acepten su mensaje y se extravíen será cuantioso (muchos). Esto muestra la expectación que reinará en el grupo de discípulos: la mayoría no renuncia al ideal nacionalista. Esta efervescencia coincide con la de Pedro y los demás que han hecho la pregunta a Jesús.
Apenas hay distinción entre el nacionalismo judío y el del grupo de discípulos. La única diferencia estriba en la diversas identidad del instaurador del reino mesiánico: para los creyentes, será Jesús; para los judíos, un mesías aún desconocido, que se presentará en su momento (cf. 13,21-22).
Reaparece la diferencia radical entre la salvación propuesta por Jesús y la que esperan los discípulos. Para éstos, la salvación se verifica a nivel sociológico, por una intervención portentosa de Dios en la historia (salvación por atribución, responsabilidad de Dios). Para Jesús comienza a nivel personal, por un cambio de los individuos (salvación por apropiación, responsabilidad del hombre). La nueva sociedad, el reino de Dios, será el resultado de la existencia y de la acción del hombre nuevo.
En resumen: Jesús predice la aparición en el grupo de discípulos de un considerable número de individuos con el mismo mensaje profético falso, en el que atribuyen el papel de Mesías davídico que ha de evitar el desastre y dar la victoria a Israel. Predicen la vuelta de Jesús glorioso para salvar a Israel en el momento crítico y llevar a cabo el programa de restauración que no realizó en su vida histórica. La actividad de los impostores tendrá éxito: muchos se dejarán engañar.
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