Ordenó a la multitud que se echara en la tierra. Tomando los siete panes y pronunciando una acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la multitud.
´Jesús empieza a dirigirse a la multitud, que le ha dado su adhesión (v. 2: <<llevan ya tres días a mi lado>>); quiere exponerle su mensaje mesiánico, cuya práctica les comunicará vida-Espíritu, y las características de la sociedad nueva. El mensaje no se expone aquí, como la primera vez (6,34), con la enseñanza, que Jesús reserva para los oyentes judíos, sino sólo mediante las acciones, que, en paralelo con las de aquella ocasión, explicitan su contenido.
En primer lugar les ordena que se echen en la tierra. El uso del verbo <<ordenar>> indica que hay que vencer una resistencia (cf. 6,8 Lect.), y el hecho de que en el texto se encuentra un presente histórico (<<ordena>>) sugiere que esa resistencia continúa en la época de Mc.
Comer recostados era en la época propio de los hombres libres: los oprimidos o esclavos no lo habrían hecho espontáneamente. Esta multitud de marginados, tanto excluidos de Israel como paganos, no está acostumbrada a la libertad; de ahí la orden de Jesús.
Con esto, y como en el caso de la multitud judía, lo primero que hace Jesús es dar a todos conciencia de que, en cuanto seres humanos, están llamados a ser libres. En este caso, da la orden directamente a la multitud, no a los discípulos, que no han aceptado siquiera la posibilidad de un éxodo liberador para los no integrados en Israel.
Se omite en este pasaje la mención de <<la hierba verde>> (6,39), que aludía al Sal 22/23,2, <<el Señor es mi pastor>>, propio de la tradición judía. La multitud, en cambio, debe echarse <<en la tierra>>, término que no se mencionaba en 6,39. <<La tierra>> designa, por una parte, la tierra de Israel o tierra prometida (cf. 4,1 Lect.) y, por otra, el mundo entero (cf. 2,10; 4,26.31). Dado que Mc coloca la escena fuera del territorio judío, señala con esto que la tierra prometida no es ya la de Israel, sino el mundo en su totalidad. Se anuncia la libertad para todos los hombres y pueblos, el alcance universal de la acción que va a realizar Jesús.
Mc no indica que la multitud se recostara, como lo hizo en el primer reparto (6,40 Lect.). Allí lo hacía notar porque aquella multitud no siguió la indicación de Jesús de recostarse <<en corros>> (6,39), y en este caso no ha precisado Jesús el modo como han de hacerlo. Con la multitud judía quería subrayar la igualdad; aquí no lo necesita, porque, a diferencia de aquélla, esta multitud de excluidos de Israel no depende de una tradición religiosa que establezca una jerarquía institucional.
Jesús toma los siete panes, todas la provisiones que tienen sus discípulos, no reserva nada para el grupo: como en la ocasión anterior, compartir todo lo que se tiene es figura del amor sin límite. El nuevo Israel ha de perder la propiedad de su pan para hacer partícipes también a los paganos (tratar a los <<perros>> como a <<hijos>>)m, en comunión de igualdad, sin diferencias.
No se menciona que Jesús levante la mirada al cielo (6,41), gesto que ponía a los panes en relación con Dios creador, dador de vida, según la tradición judía pero el hecho de <<dar gracias>> implica por sí mismo que el alimento/vida es don de lo alto. Mc cambia el término <<bendecir>> usado en 6,41, por el de <<dar gracias>>, término técnico para designar la celebración de la eucaristía en la comunidad helenística; insinúa con ello la admisión de los paganos a la eucaristía. Además, con su acción muestra Jesús a los paganos que lo propio de Dios es dar vida al hombre, corrigiendo muchas falsas ideas sobre la divinidad existentes en el paganismo.
Sin embargo, el acto central no es la acción de gracias (en participio), sino la doble acción con el pan: la fracción y la entrega a los discípulos. Emplea Mc el verbo simple <<partir>> (gr. eklasen), que aparecerá en el relato de la Cena (14,22), en lugar del compuesto <<partir en trozos>> (kateklasen) que se encontraba en 6,41. Insiste así en la admisión de los paganos a la eucaristía, ya insinuada por el uso del verbo <<dar gracias>>.
Mc hace hincapié sobre el servicio de los discípulos, que menciona tres veces (vv. 6 bis. 7), mientras que en el primer reparto sólo se mencionaba una vez (6,41). Explicita el servicio efectivo de los discípulos, al que éstos no ofrecen resistencia. Muestra así cuál es, en el proyecto mesiánico, la vocación del nuevo Israel, insinuada ya en la constitución de los Doce: ponerse al servicio de la humanidad entera (3,14-15 Lect.). Deben compartir la totalidad de su pan y al compartir hacer comunidad con los paganos. El pan es factor de vida; compartir y repartir pan-vida, que ellos reciben de Jesús, es amor de obra. La misión del grupo de discípulos es comunicar vida a todos los pueblos mediante el servicio, sin pretensiones de superioridad.